miércoles, 4 de mayo de 2011

"Yo es que soy más de Twitter..."

Últimamente, alguno de mis amigos freaks comenta cabizbajo el agotamiento que vive su relación con Facebook y lo chispeante de su nuevo amor por Twitter.
La situación me recuerda algo vivido, como cuando tu mejor amigo te dice que está un poco cansado de su matrimonio, de ir al Carrefour los viernes, de comer en casa de los suegros los domingos, veranear en Santander y malfollar los sábados (¡indexa, google, indexa!). Se muere por una aventura.
En lo virtual, hablamos, en el fondo, de ese tipo de gente de lo más normal que unió su vida a la de Facebook, que se lo dio todo, que no entendía qué sentido tenían esos días en los que no había un mal “Me gusta” que llevarse a los dedos. Gente que colgaba fotos, compartía contenidos profesionales, se quejaba de los políticos, era más "señora que" que cualquier Señora, construía granjas con fervor, cotilleaba perfiles… En fin, todas esas pequeñas cosas que hacían que la vida valiera la pena… Todas esas cosas que un día cambiaron por la comunicación de flujo, por el reality bite, por el encanto del twitt caprichoso y fugaz. Porque su cuerpo serrano les pedía Ambient Media.
Cambiaron entonces la estabilidad que Facebook les daba por la ardorosa novedad del pajarito (perdón por este juego de palabras que haría las delicias del Hogar del Pensionista más verderón del país).
Y así están, con la alegría inmensa del recién llegado pero con el vacío sordo de quien fue su primer amor verdadero, de los sinceros revolcones por el Social Media. Y yo, que soy nostálgica hasta lo reaccionario, les digo que no sean locos, que piensen en lo que están dejando atrás, que lo suyo con FB aún es posible, que lo que un día les unió no sólo sigue estando ahí sino que es ahora más fuerte y poderoso.
Algún día, mi amigo llegará a casa y pillará a su timeline en la cama (apuesto 10 contra 1 a que el contrario es un gurú). Le dirá que no es lo que parece, por supuesto. Que salió a ver si monetizaba y sucumbió a la tentación. Entonces mi amigo abrirá los ojos, repasará el historial, revivirá aquellos casos del Facebook Studio y aprenderá a amar Places porque, aunque no sea ni la mitad de molón que Foursquare, es "su" geolocalizador. Y vivirán ese reencuentro sin precauciones que tal vez les deje un pequeño ecommerce que será más guapo que un Groupon. Amigos, amigas, no tiréis por la borda estos años tan 2.0 que habéis vivido, sed fieles.
Y ahora repetid conmigo: "Lo que Mark ha unido, que no lo separe Jack". Retweet.

No hay comentarios:

Publicar un comentario